¿Sabías que hay un gráfico muy sencillo que explica el 99% de los problemas del 99% de la gente del mundo?
(Sí, eso también te incluye a ti, por muy copito de nieve irrepetible que puedas ser)
Es este:

¿No te impresiona mucho? De acuerdo, vamos a intentar entender lo que representa esta imagen.
- El eje de abscisas o X u horizontal, muestra el Tiempo y abarca toda la historia de nuestra especie, Homo Sapiens, desde hace unos 200.000 años, en el extremo izquierdo, hasta la actualidad, en el extremo derecho.
Podríamos haberlo extendido aún más hacia la izquierda, hasta los inicios del género Homo, hace 2 millones de años, o los inicios de la clase Mammalia, hace 200 millones de años, o incluso los inicios del reino Animalia, hace 650 millones de años, pero realmente no veríamos ningún cambio en el gráfico.
La razón por la que hemos elegido comenzar en el inicio de nuestra especie es porque ese es el punto de la historia, generalmente aceptado, en el que se produjo una pequeña mutación en el ADN de un homínido, completamente intrascendente hasta ese momento, que dio origen al Homo Sapiens[1] y dio comienzo a la fiesta de la humanidad. El grafico muestra que, como todas las fiestas, al principio la cosa tardó un poquito en animarse, pero después rápidamente se lio parda.
- El eje de ordenadas o Y o vertical muestra nuestro Progreso. Esto representa cualquier tipo de impacto, desarrollo o capacidad que los humanos hayamos tenido jamás, podemos elegir el que más nos guste: consumo de energía, número de individuos, PIB per cápita, territorio utilizado, recursos de la Tierra consumidos, especies exterminadas, horas desperdiciadas jugando al Minecraft o destapando koalas…
Añadiendo algunas etiquetas, el gráfico queda así:

Es posible que ahora estés pensando “me parece fascinante, pero ¿en qué afecta todo esto a MI vida y a MIS problemas?” En breve llegaremos a eso, pero primero tenemos que explicar algunas cosas.
El motivo por el que estamos analizando este gráfico es porque, si queremos cambiar algo, sea lo que sea, primero debemos comprenderlo[2]. De modo que, si queremos resolver alguno de ese 99% de problemas que mencionamos anteriormente, primero debemos comprender de donde vienen, y este gráfico es la clave.
No te preocupes que no vamos a examinar esos 2.000 siglos en detalle. Por ahora, lo único que hay que saber es que nuestro cerebro, y solo él, es el motivo por el cual de entre el billón de especies diferentes que alguna vez hayan existido en la Tierra, únicamente nosotros, los Homo Sapiens, hemos sido capaces de levantar esa línea inicialmente horizontal hasta ponerla vertical.
El cerebro humano es la estructura más compleja del universo y nos ha permitido desarrollar tecnologías capaces de utilizar la energía del Sol y explotar los recursos de la Tierra. Pero, al igual que cada Yin tiene un Yang, cada Jekyll tiene un Hyde y cada película de Disney tiene una secuela/remake apestosa, nuestro cerebro también tiene un lado oscuro.
Nuestro cerebro no es producto de un diseño intencionado partiendo de cero. La evolución lo ha ido mejorando a base de añadir progresivamente estructuras nuevas y cada vez más complejas sobre versiones anteriores y más básicas. Pero esas estructuras primitivas todavía siguen existiendo en el núcleo de cada cerebro humano, y están extremadamente activas. Esa es la razón por la cual no somos máquinas perfectamente racionales, sino que también tenemos sentimientos y reacciones instintivos y primitivos que nos cuesta mucho comprender. Y no digamos ya controlar.
Si quieres saber más sobre el cerebro y no te intimida un poco de ciencia, te alegrará saber que estamos preparando un artículo entero sobre el tema (enlace).
Implicaciones del gráfico
Ahora que hemos visto cómo funciona el motor de nuestro progreso, vamos a examinar más de cerca el camino que ha seguido ese progreso.
Volviendo al gráfico, puesto que la línea roja representa TODA la historia de la humanidad, ¿qué podemos aprender de ella?
Hay tres conceptos principales que podemos extraer:
1) Seguimos siendo un puñado de simios
Para empezar, la parte plana al comienzo de la curva muestra que, durante la mayor parte de la historia humana, no hubo mucho que contar. Muy poquito cambiaba de una generación a otra, si es que algo llegaba a cambiar y, durante la mayor parte de la historia de nuestra especie, todo ha permanecido prácticamente inalterado.

No tenemos ni la menor idea de lo que ocurrió durante el 97,5% de nuestra historia, incluyendo las vidas del 99% de los humanos que jamás han existido. Pero tampoco nos perdemos mucho, porque no hicieron nada especialmente reseñable, ni siquiera diferente, del resto de la especie.
Durante ese periodo tan largo y tan horizontal, no éramos más que otra especie de simio, que lentamente expandía su territorio, aumentaba su población, cazaba presas cada vez más grandes, pero que aún no tenía apenas impacto en el mundo.
Para los más visuales, aquí tenéis dos imágenes:

Desde otra perspectiva, si condensásemos toda la historia de nuestra especie en un documental de una hora, sería extremadamente aburrido: durante más de 59 minutos veríamos Homo Sapiens viviendo vidas prácticamente idénticas a las de otros simios, vagando por la sabana, buscando pareja, recolectado y cazando comida y, de pronto, TODO lo que hemos estudiado en clase de historia pasaría zumbando en menos de un minuto[3].
Si quisiéramos plasmar nuestra historia en un libro muy gordo (pongamos 1.000 páginas, como El Señor de los Anillos o Shōgun o Guerra y Paz) ni siquiera podríamos dividirlo en capítulos medio normales, porque empezaría en la página 1 con «El cachorro de Ug tenía una mutación genética que lo convertía en una especie diferente» y después prácticamente nada relevante hasta la página 950, cuando podríamos escribir «Trok observó que de las semillas crecían pequeños brotes y pensó que, si las plantaba, sabría dónde encontrar comida la siguiente temporada» y a continuación otras 40 páginas sin nada interesante. Realmente, sería un tostón hasta las últimas dos páginas que serían muy intensas… Pero nos estamos adelantando, esto lo veremos en la próxima sección.
Por ahora, tan solo queremos ilustrar la idea de que NOSOTROS no hemos cambiado. Nuestro ADN no entiende de calendarios; tanto nuestros cuerpos, como los cerebros que transportan, evolucionaron para vivir en las llanuras africanas. Nuestro organismo interno ha permanecido igual durante los últimos dos mil siglos, porque eso no es más que un parpadeo en términos evolutivos.
Pongámoslo de otra manera: si pudiéramos retroceder 200.000 años, coger un bebé humano recién nacido y traérnoslo de vuelta al presente, podríamos dárselo a una familia normal para que lo criase y sería completamente indistinguible de cualquier otro chaval de su colegio; se hurgaría la nariz, no querría comer verduras, soñaría con ser cantante de rock/actor/futbolista, perdería el tiempo jugando al Minecraft o destapando koalas y, finalmente, acabaría siendo otro miembro completamente normal de la sociedad. Y, por supuesto, este divertido experimento funcionaría en ambas direcciones; si intercambiásemos ese bebe Homo Sapiens por el recién nacido de tu prima, cada familia criaría a su niño felizmente y nadie notaría jamás la diferencia (bueno, al menos hasta el día en que te pasases con el vino durante una reunión familiar, tu prima se burlase de tu aspecto diciendo que parecías un Neandertal y le respondieses «Pues mira, ahora que lo dices…»).
Tómate un minuto para procesar esta idea.
Y ahora intenta tenerla en mente mientras sigues leyendo.
Si piensas que nuestros antepasados Homo Sapiens eran lerdos y que con el tiempo nos hemos ido volviendo inteligentes, te equivocas, porque seguimos siendo idénticos.
De hecho, no te equivocas solo un poquito, te equivocas por completo, porque aunque podríamos decir «Los primeros Homo Sapiens no eran lerdos, eran igual de inteligentes que los humanos actuales», en realidad sería mucho más correcto darle la vuelta y decir «Los humanos modernos no somos inteligentes, somos igual de lerdos que los primeros Homo Sapiens».



Llegados a este punto, quizás estés pensando «Si no somos más que simios simplones, ¿cómo puede ser que esté leyendo esto en una tablet digital en lugar de una tableta de arcilla?» y esto nos lleva al siguiente punto:
2) Tenemos un gran poder. Y va en aumento
Volviendo de nuevo al gráfico, ese pico repentino en la parte derecha de la curva nos muestra que, en lo que se refiere a nuestra capacidad para cambiar el mundo, hemos volteado la línea casi horizontal hasta ponerla casi vertical y por lo tanto estamos viviendo en una época sin precedentes.

Volvamos a esa historia del Homo Sapiens de 1.000 páginas que no vamos a escribir. Lo último que vimos fueron 999 páginas de escaso y lento progreso. Pero entonces llegamos a la última página y, de pronto, en unos pocos párrafos, los humanos han conquistado el planeta, causado la extinción de casi todas las demás especies, construido autopistas por todas partes y ahora se dedican a perder el tiempo jugando al Minecraft y destapando koalas.
¡¿Pero cómo koalas ha podido ocurrir todo eso tan rápidamente?!
Pues por la misma razón que tendemos a creernos más listos que nuestros antepasados, por la única diferencia entre nosotros y los primeros Homo Sapiens: hoy nos estamos beneficiando del conocimiento acumulado durante 200.000 años de experiencia humana.

Todo comenzó cuando obtuvimos unos cerebros mejores, capaces de desarrollar primero el lenguaje y después la escritura. Esto nos permitió comunicarnos y preservar cualquier conocimiento útil que obtuviése cada persona, de modo que cada nueva generación empezaba con ventaja y, a su vez, era capaz de llevar a toda la especie un poquito más lejos.
De modo que, aunque los humanos no hemos cambiado internamente, y cada uno de nosotros sigue siendo un simio estúpido (vale, en tu caso concreto, un simio estúpido y un copito de nieve irrepetible), nuestro conocimiento colectivo como especie ha aumentado de manera exponencial.
Si no estás muy seguro de lo que significa “exponencial”, no te preocupes, porque te hemos preparado una explicación. Si lo entiendes, puedes saltártela.
INICIO SECCIÓN DE CRECIMIENTO EXPONENCIAL
Para no complicarlo demasiado, el crecimiento lineal quiere decir que una acción X produce un efecto Y, y que esa relación se mantiene siempre igual, mientras que en el crecimiento exponencial esa relación no es constante; a medida que el factor X aumenta, el efecto Y aumenta mucho más cada vez.

Por ejemplo, en nuestro mundo lineal, desplazarse 1 metro requiere 1 paso, así que para desplazarse 10 metros hay que dar 10 pasos, para desplazarse 100 metros 100 pasos, etc.
Sin embargo, en un mundo exponencial, nos desplazaríamos 1 metro con 1 paso, pero para desplazarnos 10 metros solo necesitaríamos 4 pasos y para recorrer 100 metros únicamente 6½ pasos.
Y con números más altos las cosas se vuelven completamente delirantes: en 28 pasos llegaríamos a la Luna y ni siquiera podríamos dar 100 pasos exponenciales porque en tan solo 90 habríamos recorrido todo el Universo…
Como podemos ver, al vivir en un mundo lineal, este tipo de relación nos resulta completamente anti-intuitiva a los humanos. En nuestro mundo, en las escalas de tiempo o tamaño, no hay nada exponencial, de modo que a nuestros cerebros les cuesta mucho manejar este concepto. Así que no te sientas mal si no terminas de comprenderlo.
(Pero si de verdad quieres aprender más sobre este tema, estamos preparando un artículo sobre esto)
FIN SECCIÓN DE CRECIMIENTO EXPONENCIAL
Este ritmo de cambio acelerado es el motivo por el cual, mientras que varios autores han planteado escenarios convincentes de ejércitos históricos que estarían relativamente igualados a pesar de una diferencia de milenios (Julio César contra Guillermo el Conquistador, separados por 1000 años, e incluso Alejandro Magno contra Napoleón, separados por 2150 años) porque sus tecnologías no eran extremadamente diferentes, resulta obvio que un ejército que entrase en la I Guerra Mundial sería completamente aniquilado en cuestión de minutos por uno de la II Guerra Mundial, tan solo 25 años más moderno.
(insertar referencias)
Todo esto tiene por objeto ilustrar que hemos obtenido superpoderes absolutamente increíbles e inesperados de manera repentina, igual que los personajes de ficción; como Aladino al encontrarse el genio dentro de la lámpara, los superhéroes de los comics al hacer experimentos científicos sin tomar medidas de seguridad adecuadas o Pedro Sánchez en 2018 al presentar una moción de censura a ver si caía la breva.
El concepto clave es que la tecnología únicamente ha amplificado nuestra capacidad externa, pero no ha cambiado nuestra naturaleza interna. Y puesto que no cambia QUIÉNES somos, tampoco determina QUÉ hacemos, sino que únicamente afecta lo BIEN que somos capaces de hacerlo (es decir, no cambia el sentido del vector del progreso humano, tan solo multiplica el módulo). Volviendo a la analogía de las historias de ficción, adquirir superpoderes no garantiza que un individuo los vaya a utilizar para hacer el bien; eso dependerá de su personalidad concreta. De hecho, como especie todavía estamos en la fase de darnos cuenta de que hemos obtenido unos superpoderes fantásticos y de empezar a plantearnos qué deberíamos hacer con ellos. Así que, técnicamente, todavía no está claro si acabaremos siendo superhéroes o supervillanos.
Tan solo hay una cosa que está extremadamente clara y que nos lleva al último punto, y quizás el más importante:
3) Todavía no estamos acostumbrados a ese poder
A la hora de afrontar ese 99% de problemas, la parte más importante del gráfico es una que NO aparece, así que vamos a mostrarla ahora. La evolución natural es un proceso MUUUY lento; su ritmo normal es una curva lineal muy suave.

Los organismos vivos evolucionan muuuuuy despacio porque la evolución es el resultado de la adaptación al entorno, el cual cambia aún mááááás despacio. Pero, en el caso de nuestra especie, en lugar de experimentar un cambio lento y gradual hemos cruzado un armario mágico, caído en la madriguera de un conejo, montado en el DeLorean de Doc, atravesado un agujero de gusano, llámalo como quieras, y nos hemos encontrado en Narnia, en el País de las Maravillas, en Hill Valley en 2015, donde ningún homínido ha ido jamás, llámalo como quieras, en un abrir y cerrar de ojos evolutivo. Normalmente no tenemos esto en cuenta durante nuestro día a día, porque, aunque nuestras vidas individuales son tan solo un instante en términos planetarios, a nosotros nos parecen muy largas. Es normal; es lo único que hemos conocido jamás.
Pero, precisamente, ahí radica el problema: damos por sentado el mundo en el que hemos crecido y olvidamos que se trata de un entorno artificial y completamente diferente del natural en el que evolucionó nuestra especie.
Pongámoslo de otra manera:
Todos nos hemos echado unas risas en algún momento a expensas de un animal que hace algo gracioso porque un humano lo puso en una situación que no podía llegar a comprender. Y si no lo has hecho, aquí tienes algunos ejemplos. De nada.
- Burros: https://www.youtube.com/watch?v=CTpT4vcncAs
- Monos: https://www.youtube.com/watch?v=9jBgo7UipqY
- Perros: https://www.youtube.com/watch?v=2Jl2t0gnWzs
- Ardillas: https://www.youtube.com/watch?v=PfHu-UJaK0Q
- Gatos: https://www.youtube.com/watch?v=HVJvrliCffY
Si es que somos los más listos y los más graciosos…
Pero, en realidad, la broma es a nuestra costa, porque el mismo desarrollo tecnológico que ha producido YouTube también está confundiendo a NUESTROS cerebros puesto que, como hemos visto, no estamos mejor equipados para lidiar con él que los animales para lidiar con nuestro mundo.
No hay más que pensar en cualquier película en la que un personaje de una sociedad arcaica se encuentra en la actualidad: Los Visitantes, El Hombre de California, Kate y Leopold… Existe un motivo por el cual estas películas siempre son comedias; porque la sociedad ha cambiado tan rápido que sería imposible que esos personajes antiguos pudiesen llegar a comprender como funciona nuestro mundo actual y eso produce situaciones muy cómicas.
(insertar clip)
Pero he aquí el quid, TODOS NOSOTROS somos esos mismos personajes confusos.
El único motivo por el cual sabemos que tenemos que hacer pis en el wc en lugar de beber de él es porque alguien nos los explicó de pequeños, no porque seamos intrínsecamente más inteligentes[4].
Esto se extiende a todo el mundo que hemos creado y en el que vivimos. Como resultado del progreso tecnológico, nuestros entornos son cada vez más diferentes de aquel en el que evolucionó nuestra especie.
Pero el problema es que, mientras el mundo a nuestro alrededor ha cambiado de manera radical, el Homo Sapiens se ha mantenido esencialmente igual. A pesar de que tenemos un esmarfón capaz de conectarse a una red de satélites en órbita y guiar nuestros pasos hasta la tienda más cercana para comprar unas nueces en lugar de tener que buscarlas y recolectarlas, todavía necesitamos comer las mismas nueces que nuestros antepasados, porque nuestros organismos internos no han cambiado durante el último cuarto de millón de años. Por lo que respecta a nuestros cerebros y cuerpos, todavía estamos viviendo en el extremo izquierdo del gráfico, es decir, en la sabana africana de hace 200.000 años, y por lo tanto, cada vez estamos peor adaptados para navegar o incluso vivir en el mundo actual que hemos creado en el extremo derecho.
Para hacer hincapié en esta idea, he aquí tan solo tres ejemplos de lo mal adaptados que estamos a las sociedades que hemos creado; los llamaremos las Amenazas de la Sociedad Actual o ASA (para ayudarte a recordarlo, simio estúpido):
Azúcar
Cuando decimos “azúcar” no solo nos referimos a la sacarosa, el principal componente del azúcar blanquita, sino a una amplia categoría de moléculas, los carbohidratos, que incluye prácticamente todos los edulcorantes: dextrosa, fructosa, glucosa, siropes, miel, lactosa, maltosa, melaza y muchos otros.
Nuestros cuerpos utilizan estos azúcares como combustible, pero cuando consumimos una gran cantidad, el exceso se almacena en forma de grasa para poder usarlo más tarde. Antiguamente, los azúcares eran escasos y difíciles de encontrar y estas reservas resultaban vitales para nuestros antepasados, ya que les permitían sobrevivir durante épocas periódicas de escasez.
Pero nuestro entorno actual es muy diferente y podemos comer azúcares en cualquier momento. De hecho, se encuentran presentes en prácticamente TODOS los alimentos procesados, porque cada molécula tiene propiedades diferentes y se utilizan no solo por su sabor altamente adictivo, sino también para conservar, aglutinar, cambiar textura, color, etc. Solo hace falta echar un vistazo a las etiquetas de la nevera o despensa para ver que se cuelan en los alimentos más insospechados.
El resultado es que nos pasamos la vida consumiendo azúcar constantemente, de manera que nuestros cuerpos nunca tienen necesidad de utilizar sus reservas. De hecho, estamos siempre añadiendo más y más grasa a nuestros cuerpos. Finalmente, esto termina por causar obesidad y resistencia a la insulina que, además, aumentan el riesgo de muchas otras enfermedades, incluyendo diabetes, enfermedades cardíacas y renales, depresión, artritis y cáncer. Según una lista elaborada por la Organización Mundial de la Salud, este problema afecta a tres de las cinco causas principales de muertes evitables:
- Hipertensión (Relacionada)
- Fumar
- Hiperglucemia
- Inactividad física
- Sobrepeso y obesidad
Durante el 99% de nuestra historia, nuestro mayor problema era encontrar suficiente alimento para sobrevivir, pero hoy en día estamos viendo una epidemia global de obesidad porque comemos demasiado y generalmente cosas no muy sanas.
La buena noticia es que este problema es bastante sencillo de solucionar: lo único que tenemos que hacer es comer un poco menos, especialmente azucares.
(Si quieres aprender más acerca de los efectos negativos del azúcar y algunas posibles soluciones, estás de suerte porque estamos preparando un artículo entero sobre ese tema). (enlace a artículo)
Sedentarismo
El sedentarismo es el nuevo tabaquismo y la silla es el nuevo cigarrillo. Si lo pensamos un poco, nos hemos pasado la mayor parte de nuestra historia moviendonos todo el día (unas 995 páginas de nuestro libro de 1.000). Si queríamos comer algo, teníamos que ir a recolectarlo o cazarlo y si queríamos ir a algún sitio estábamos obligados a llegar paso a paso. Nuestros cuerpos han evolucionado durante millones de años para permitirnos una enorme libertad de movimientos, de manera que nuestra salud requiere de mucha actividad. Al mismo tiempo, cuando no hacemos suficiente ejercicio, nuestra fisiología empieza a deteriorarse.
El sedentarismo prolongado está relacionado con tasas más elevadas de obesidad, dolor de espalda y/o cuello, enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer. Volviendo a la lista de la OMS, la inactividad física (es decir, pasar demasiado tiempo sentado) es la cuarta causa de muertes evitables y empeora otras tres:
- Hipertensión (Relacionada)
- Fumar
- Hiperglucemia (Relacionada)
- Inactividad física
- Sobrepeso y obesidad (Relacionada)
Por desgracia, el estilo de vida actual se ha vuelto casi completamente sedentario. El ciudadano medio de un país desarrollado se pasa la mayor parte del día sentado. Si eso te parece mucho, dedica un minuto a pensar (o mejor aún, escríbelo, seguramente te sorprendas) cuantas horas te pasas sentado haciendo lo siguiente: comer (x3-4 comidas diarias), ir/volver del trabajo (x2 trayectos diarios), trabajar, ocio (TV, ordenador, leer, cine, socializar). Incluso cuando vamos al gimnasio para hacer ejercicio, a menudo nos sentamos en bicicletas estáticas.
La buena noticia es que este problema también es bastante sencillo de solucionar: lo único que tenemos que hacer es sentarnos un poco menos y movernos un poco más.
(Si quieres aprender más acerca de los efectos negativos del sedentarismo y algunas posibles soluciones, estás de suerte porque estamos preparando un artículo entero sobre ese tema). (enlace a artículo)
Aislamiento
Como todos los demás simios y la mayoría de los mamíferos, los humanos somos animales sociales. Nuestros antepasados nacían en pequeñas tribus y se quedaban con ellas durante todas sus vidas, porque este era, de lejos, el factor más importante para sobrevivir. A un simio tan débil le resultaba prácticamente imposible salir adelante por sí solo. Por lo tanto, millones de años de evolución nos han hecho extremadamente eficaces a la hora de reconocer los sentimientos e interpretar los pensamientos de otros humanos, porque formar y mantener sólidos lazos sociales con los demás resultaba esencial para mantener la tribu unida.
Este aspecto social se ha convertido en un componente clave de nuestro bienestar biológico y psicológico y muchos de nuestros mecanismos hormonales requieren de interacciones sociales para funcionar correctamente.
A la inversa, la falta de contacto social perjudica a nuestros cuerpos y mentes. La ciencia ha demostrado que el aislamiento crónico es una de las experiencias más nocivas para el Homo Sapiens y está relacionado con un aumento del riesgo de enfermedad coronaria e infarto, así como con una mayor tendencia a fumar. Para ponerlo en perspectiva, estos efectos son similares a la hipertensión y la obesidad. Recordemos otra vez la lista:
- Hipertensión (Equivalente)
- Fumar (Relacionada)
- Hiperglucemia
- Inactividad física
- Sobrepeso y obesidad (Equivalente)
Una vez más, el problema es que nos hemos desviado por completo del entorno natural en el que evolucionamos. Nuestras vidas actuales son cada vez más ajetreadas y los medios de transporte han reducido las distancias, así que recorremos largos trayectos tan solo para trabajar o divertirnos, dejando atrás nuestras redes sociales reales.
Nos creemos que esto no es un problema, porque nuestras formas de comunicación también han progresado y resulta muy sencillo mantenerse en contacto con cualquier persona, en cualquier momento y lugar. Desafortunadamente, por mucho que nos lo creamos, no es verdad. Los estudios han demostrado que únicamente el contacto personal hace que nuestro organismo genere los neurotransmisores que actúan como vacuna contra el estrés. Las apps para chatear y las redes sociales nos hacen creer que estamos manteniendo el contacto, pero como animales sociales analógicos que somos, la comunicación digital no nos activa. Todos los animales obtienen lo que necesitan de su entorno natural y nosotros no somos ninguna excepción; nos damos mutuamente lo que necesitamos, porque nuestro entorno natural son las tribus en las que evolucionamos.
Una vez más, la buena noticia es que este problema también se puede solucionar de forma relativamente sencilla: debemos procurar soltar nuestro esmarfón siempre que podamos y cambiar las redes sociales superficiales por contacto social real.
(Si quieres aprender más acerca de los efectos negativos de la soledad y algunas posibles soluciones, estás de suerte porque estamos preparando un artículo entero sobre ese tema). (enlace a artículo)
Conclusión
Como hemos visto, los factores que impulsan las tres ASA no son intrínsecamente negativos, tan solo el producto de combinar biología antigua con tecnología moderna. El progreso tecnológico ha reducido el sufrimiento individual y resulta claramente positivo para nuestra especie (y si alguien te dice lo contrario, invítale a no ponerse anestesia la próxima vez que vaya al dentista), pero eso no significa que no tenga ninguna desventaja o inconveniente. La clave radica en encontrar el equilibrio adecuado para conseguir vivir una vida mejor.
Puede que esto no resulte muy sencillo, pero desde luego ES posible. Por ejemplo, existen cinco regiones dispersadas por el mundo conocidas como Zonas Azules, cuyos habitantes disfrutan de vidas mucho más largas y sanas que el resto de nosotros. Los científicos han estudiado sus estilos de vida y han identificado varios rasgos comunes entre todas esas comunidades. Como cabría esperar, todas ellas hacen mucho ejercicio, consumen una dieta frugal compuesta principalmente de plantas y mantienen lazos sociales muy estrechos.
El punto crucial es que la tecnología es solamente una herramienta y, por lo tanto, al igual que todas las demás herramientas, cuando se emplea correctamente puede resolver un problema, pero cuando se utiliza de manera incorrecta genera un problema mayor.
Y, finalmente, esto nos trae de vuelta para cerrar el círculo y ver cómo podemos resolver ese 99% de nuestros problemas. Si queremos cambiar algo en nuestro interior, en lugar de a nuestro alrededor, necesitamos comprender los principios que siempre han guiado el comportamiento del Homo Sapiens; en 2.021 DC igual que en 200.021 AC.
Este es el objetivo de este libroweb: proporcionar información y consejos. Como su principal público soy yo mismo, únicamente incluirá soluciones REALES a problemas REALES. Consejos prácticos y basados en ciencia, porque para perder el tiempo es mejor dedicarse al Minecraft o a destapar koalas.
Con un poco de suerte, a estas alturas ya estarás convencido de que somos un puñado de monos vestidos de seda viviendo un mundo que, aunque ha sido creado por nosotros, no ha sido creado para nosotros. La buena noticia es que el cerrojo de esta celda está por dentro y aquí aprenderemos a forzarlo.
Pero antes de empezar, un aviso importante: comprende que este será un proceso difícil. El cambio nunca resulta sencillo. Nada que valga la pena resulta sencillo. Per aspera ad astra. Pero si hay algún aspecto de tu vida que desees mejorar y estás preparado para afrontar ese reto, entonces te invitamos a acompañarnos y dar el primer paso.
[1] Oséase, el momento en el que nos convertimos en una especie diferente. Es decir, que todos los Homo Sapiens nacidos a partir de entonces han sido anatómicamente idénticos a los demás miembros de la especie, incluyendo los más de 7.000 millones que habitamos el planeta hoy en día.
[2] Hay un chiste que me encanta e ilustra muy bien la necesidad de comprender un problema antes de poder resolverlo:
Un ejecutivo pasaba por Villarriba de Abajo, cuando se le averió el coche. Por suerte, en el pueblo había un taller, así que pidió al mecánico que le echase un vistazo. El paisano examinó el motor durante algunos minutos y dijo: «Tiene un tornillo flojo, se lo puedo arreglar en 10 minutos. Serán 100 euros». El ejecutivo se encabritó: «¡¿Cien euros por apretar un tornillo?! ¡Es un robo! ¿Cómo puede justificar eso?» A lo cual el mecánico respondió tranquilamente: «Pues son 10 euros por apretar el tornillo y 90 por saber qué tornillo apretar».
¿A quién no le gustan las historias de ejecutivos arrogantes humillados por pueblerinos?
[3] Eso, siempre y cuando respetemos un eje de Tiempo lineal. De lo contrario, se pueden hacer unos videos fascinantes, como estos:
- Historia de todo el mundo: https://www.youtube.com/watch?v=xuCn8ux2gbs
- Cada año de la historia del mundo: https://www.youtube.com/watch?v=-6Wu0Q7x5D0
- La historia de nuestro mundo en 18 minutos: https://www.ted.com/talks/david_christian_big_history
- Historia del Universo en 13.799 dominós: https://youtu.be/ObngtuPFI8A
[4] Esto lo sé con certeza porque, en una ocasión, cuando estaba viviendo en la residencia universitaria, recibimos a unos estudiantes de intercambio de cierto país del tercer mundo que nunca habían visto un plato de ducha ni un WC en su vida. En su casa, únicamente tenían una manguera y un agujero. Pues un día, cuando entramos en los baños compartidos, bueno, os podéis hacer una idea…
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